sábado, 15 de septiembre de 2007

1984






1984 – George Orwell

Esta inquietante novela es sin lugar a dudas una de las más conocidas de nuestro tiempo, no sólo por lo que ella representa, sino también por la influencia que ha tenido en visiones artísticas de toda índole que se han visto marcadas directamente por ella, como sucede en el cine o en la música, sin contar con la cantidad de términos y frases que luego se utilizaron para definir diferentes males de nuestro tiempo volviéndose moneda corriente, sobre todo en el terreno de la política. “Policía del Pensamiento”, “Ministerio de la verdad” y “El Gran Hermano te vigila”, por citar solo un ejemplo. Esta última frase calza perfectamente con el dispositivo de espionaje llamado Escalón. Creado en 1948 y utilizado por los E.E.U.U. y algunos de sus aliados anglosajones, durante la guerra fría; y adaptado luego en función de la realidad del mundo, al servicio de guerras más sutiles e invisibles, pero no menos devastadoras, como la económica y tecnológica. Desde ese terreno hasta el del entretenimiento y una lamentable modalidad de programas televisivos mal llamados “reality shows”, que tiene más de “laboratorios de mercadotecnia shows”, que de cualquier otra cosa.
Volviendo al libro, en este se narran las tribulaciones de un simple empleado de segundo orden, Winston Smith, en un Estado totalitario en un futuro sombrío; 35 años en el futuro. ( El nombre de la novela se debe al año en que transcurre la acción, esta fue publicada por primera vez en 1949) Aunque muchos autores dicen que más que predicción, Orwell, estaba planteando una visión exagerada de los sucesos de la década del cuarenta. Una proyección hacia el futuro de un presente que incluía el estalinismo y de un pasado inmediato que había asistido al florecimiento del nazismo. Incluso la imagen que describe al Gran Hermano esta claramente basada en la figura de Stalin. Este hombre que no se cuestiona el sistema en que vive, que ve a diario como el departamento oficial donde trabaja se dedica a descubrir y borrar toda huella del pasado. Los libros se reescribían y los ejemplares originales eran destruidos en hornos ocultos.
Winston tiene como “amigo” a un miembro de la dirección del partido dominante que le explica que el poder es el valor absoluto y único: para conquistarlo no hay nada en el mundo que no deba ser sacrificado y, una vez alcanzado, nada queda de importante en la vida a no ser la voluntad de conservarlo a cualquier precio.
Winston sabe que el solo hecho de pensar distinto puede llevar a la muerte, aún así solo cumple con lo que debe hacer. Hasta que un día, sin darse cuenta, sus más simples pensamientos y necesidades se vuelven subversivas, es entonces cuando logra salir de ese sopor en el que esta inmerso y busca encontrarse a sí mismo en ese inquietante y despiadado mundo que ha llegado a apoderarse de la vida y la conciencia de sus súbditos, anulando los más íntimos sentimientos humanos.
Quizás un pequeño párrafo del libro sirva como muestra de la vigencia de algunos conceptos de este increíble ejercicio de análisis sobre el poder:
Como respuesta, los tres slogans sobre la blanca fachada del Ministerio de la Verdad, le recordaron que:

LA GUERRA ES LA PAZ
LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES LA FUERZA

Sacó de su bolsillo una moneda de veinticinco centavos. También en ella, en letras pequeñas, pero muy claras, aparecían las mismas frases y, en el reverso de la moneda, la cabeza del Gran Hermano. Los ojos de éste le perseguían a uno hasta desde las monedas. Sí, en las monedas, en los sellos de correo, en pancartas, en las envolturas de los paquetes de los cigarrillos, en las portadas de los libros, en todas partes. Siempre los ojos que os contemplaban y la voz que os envolvía. Despiertos o dormidos, trabajando o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama, no había escape. Nada era del individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo.”

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