sábado, 29 de septiembre de 2007

Las distopías en el cine (segunda parte)


A pocos años de terminada la Segunda Guerra Mundial se edita el libro que se convertiría en la distopía por antonomasia. Me refiero a 1984, el mundo reflejado en este, apunta a la crítica del sistema bolchevique. No deja de haber en él referencias palpables del nazismo y del fascismo, por ejemplo, en el adiestramiento de los niños, que no vacilaban en denunciar a sus padres si sus pensamientos se desviaban del status quo preponderante. La atmósfera narrativa de la obra de Orwell ubica al lector en el estado de las cosas de la Europa de posguerra. Una Londres abatida por la guerra, la dictadura Stalinista y los coletazos de la dictadura Hitleriana, conforman el ominoso clima que se respira a través de toda la obra. Bradbury lo haría años después, en 1953 con su novela Fahrenheit 451, desde una perspectiva que toma como espejo al Mc Carthismo. Desde allí y hasta hoy este subgénero dentro de la ciencia-ficción ha visto correr ríos de tinta en novelas de todo calibre. En lo personal considero que la ciencia-ficción es el género literario que define al siglo XX. Bastardeado y ninguneado durante casi todo ese siglo, sus obras y autores más importantes están comenzando a ser valorados por sus propios méritos, más allá de las etiquetas impuestas. Pero el tema en cuestión es como esto se proyecta en el cine. A partir de mediados de la década del 40, el cine de ciencia-ficción aflora nuevamente como forma de entretenimiento, películas de bajo presupuesto llenas de monstruos, alienígenas, científicos locos y mujeres bonitas en peligro, atiborran las matines de las salas de cine. Dos films sin embargo llevan al género hacia una etapa de madurez: The day the Earth stood still, del año 1951 y Forbidden Planet de 1956.






Un llamado a la paz mundial y una mirada casi psicoanalítica a los miedos interiores son sus temas centrales.
Una cualidad que tienen las obras distópicas en general es que toman los miedos y problemas del presente y los proyectan en muchos casos hasta las últimas consecuencias, convirtiéndose a veces en tristemente premonitorios. Metrópolis esbozó el surgimiento del nazismo, Things to come, los bombardeos a Londres y la Segunda Guerra Mundial. En tiempos de la Guerra Fría el terreno de los miedos cosechó libros y películas antológicos. 1984 y Fahrenheit tendrían sus versiones cinematográficas: Fahrenheit 451 en 1966 dirigida por Francoise Truffaut. La obra orwelliana tendría 2: la primera sería en 1956, dirigida por Michael Anderson y la siguiente es un homenaje brillante realizado en 1984 por el director Michael Radford, con John Hurt y Richard Burton. Una película desoladora.



Sin lugar a dudas la traducción más brillante llevada al cine de la novela de Orwell sería Brazil de Terry Gilliam (1984) a mitad de camino entre la tragedia y el absurdo, en clave de comedia cruel. No en vano Gilliam proviene de Monty Python. La acción da inicio con un error que se produce al caer una mosca aplastada dentro de una impresora y una orden de arresto recae en la persona equivocada. Sam Lowry es un obediente funcionario de un estado brutal y omnipresente, pero que al contrario del de Orwell, en este nada funciona. Sam se cruza con una hermosa joven Jill Layton, (que intenta saber el paradero del hombre desaparecido por culpa del fallo burocrático) de la que se enamora y le hace ver las fallas de ese sistema que él no es capaz de cuestionar. Así se convierte sin querer en un revolucionario que termina muriendo a manos de un torturador (Michael Palin, otro Monty Python) que irónicamente era amigo suyo. La propuesta visual de Gilliam sorprende, apoyándose muchas veces en el mundo onírico del personaje, que se sueña como un héroe alado enfrentándose a monstruos y laberintos, en contraste con los elementos que definen su realidad: el sistema prepotente de los jerarcas; la humillante y opresiva ubicación espacial de los empleados, en contrapartida con la grandeza y magnificencia en la extensión de los salones y salas de seguridad; metáforas de la megalomanía.
La película combina las peores maneras de la burocracia británica de los años 40, la paranoia americana de los 50, las atrocidades y atropellos latinoamericanos de los 60 y 70 y la locura de la década de los 80 (representada en la obsesión de la madre del personaje por la cirugía estética y la moda) hasta convertirse en una obra original, valiente y atrevida.
Pero entre la primer versión de la distopía máxima y el homenaje de Terry Gilliam hubo un período donde las películas distópicas estaban a la orden del día. Luego de la primavera del amor en el 67 y el mayo del 68 en parís; La guerra de Vietnam, el plan cóndor, la carrera armamentista y un montón más de batallas y escaramuzas de la guerra fría. Los tiempos por venir presagiaban la consolidación de los peores temores del hombre. Así a través de filmes como: La naranja mecánica de Stanley Kubrick (1971), THX 1138 de George Lucas (1971), El dormilón de Woody Allen en tono de sátira (1973), Cuando el destino nos alcance (Soylent green) de Richard Fleischer (1973), Zardoz de Jhon Boorman (1974), Rollerball de Norman Jewison (1975), Logan’s Run de Michael Anderson (1976) nos ofrecían visiones de futuros posibles que cargaban las tintas contra miedos por venir, basados en la intolerancia y la incomprensión. Pero eso se los cuento en la próxima entrega.

sábado, 22 de septiembre de 2007

las distopías en el cine (primera parte)




Desde el año 1902, cuando Georges Melies filmó "El viaje a la Luna". La ciencia-ficción y el cine han recorrido largos y bifurcados caminos juntos. Dentro de estos territorios una de las vertientes más interesantes se encuentra en el subgénero de las distopías, o anti-utopías.
Él término utopía surge de la novela homónima de Tomas Moro y representa la búsqueda del hombre por llegar a crear una sociedad paradigmática e ideal. Las distopías son el reverso, una sociedad acosada por el miedo y la pobreza, las relaciones humanas destruidas por la injusticia, oprimidas por la mentira. Existen incontables ejemplos de este tipo en la literatura de ciencia-ficción, y basada en esta, también hay toda una línea histórica a través del cine.






La película que dio el puntapié inicial fue "Metrópolis" (1926) de Fritz Lang. Basada en una novela escrita por su esposa Thea Von Harbou y con un guión escrito por ambos. La película cuenta la historia de una sociedad futura ambientada en el año 2000. El hijo mimado del amo de Metrópolis, descubre la miserable vida de la multitud de trabajadores. Los obreros integran las filas de una población subterránea cuya labor es mantener las maquinas que brindan energía a la ciudad resplandeciente, mientras que la elite vive en la superficie rodeada de lujo y esplendor. Freder Fredersen, el hijo del hombre más encumbrado llega a comprender el estado de las cosas gracias a la bondadosa María, una pacifista que no cesa de predicar la mediación en las disputas industriales, mientras trabaja en turnos infernales de 10 horas en una de las máquinas. Una revolución se esta larvando bajo tierra. Pero el dueño de la ciudad decide dar una lección y secuestra a María, y con la ayuda de Rotwang, un ingeniero desequilibrado, construyen un duplicado mecánico de la mujer. El robot incitará a los obreros a una violencia que justifique la represión que Fredersen Planea. Sin embargo, la verdadera María logrará escapar de su cautiverio y evitará la tragedia con la ayuda del hijo de Fredersen, quien a optado por ayudar a los oprimidos. Al final se impone la convivencia, aunque se apuntala sobre unos cimientos dudosamente cercanos al naciente nacionalsocialismo, dejando vislumbrar el significado de esa metáfora que Lang se propone con no poca preocupación por el futuro de su país. Del que tendrá que huir años después.




"Things to come" (1936) es la otra gran película sobre distopías del periodo entre guerras en el cine. La versión cinematográfica de William Cameron Menzies basada en las especulaciones de H.G. Wells de su libro "The shape of things to come", sobre el futuro del mundo después de que una desastrosa segunda guerra mundial destruya la civilización europea. El viaje a ese futuro propuesto se inicia en la nochebuena de 1940, momento en que la radio anuncia el comienzo de la guerra. La devastadora contienda se mantiene durante largo tiempo y la humanidad se ve sometida a un período de barbarie casi feudal, en 1966 surge una plaga letal que no será controlada hasta 1970. Y es en ese momento donde, gracias a los elementos racionales e intelectuales que hay en el hombre, la humanidad retoma el camino del progreso. Lo más memorable de esta película es su interés por una filosofía de la historia y de la naturaleza humana, y también el hecho de que predice de forma escalofriante los bombardeos que sufriría Londres solo cuatro años después de su estreno.
Los eventos de la segunda guerra mundial llevarían a que estas distopías se hicieran realidad en gran parte del mundo y no sería hasta el esplendor de la Guerra Fría que estos temas cobrarían triste vigor y anunciarían nuevamente calamidades reales que nos acompañan hasta el día de hoy.



sábado, 15 de septiembre de 2007

Diamond dogs



“Diamond dogs” – David Bowie

La influencia de 1984 de George Orwell es polifacética. Se da en todas las artes y en David Bowie también tuvo su efecto. Bowie tuvo la intención de preparar un musical basado en esta novela clásica, pero la viuda del autor le negó los derechos, fue así que se encontró con que tenía un montón de canciones relacionadas con los temas totalitarios y apocalípticos del libro sin saber donde colocarlas. Algunas de estas canciones llegaron a buen puerto dentro del disco que fuera grabado entre finales de 1973 y principios de 1974. El resultado fue el excelente disco “Diamond dogs”, trabajo audaz y repleto de hermosas melodías. Es el más cercano ejemplo de espectáculo teatral, con estructuras musicales sumamente ambiciosas que dan a la obra de Bowie una nueva dimensión. También por sus letras hay una cierta premonición o anuncio del arribo del Punk al Reino Unido. La misma que puede apreciarse en otras obras de la misma época como: “Quadrophenia” la ópera rock de The Who de 1973, “The lamb lies down on Broadway” otra ópera rock del grupo Genesis, de 1974. Su último trabajo como quinteto, o casi podría decirse que el primer trabajo solista de Peter Gabriel, lo que llevo a su alejamiento de la banda. “Nadir´s big chance” del prolífico líder de Van Der Graaf Generator, Peter Hammill, editado en 1975.
Volviendo a Bowie este sustituyó la Eurasia de Orwell por su propia creación: “Hunger City”, una especie de infierno posnuclear, tecnológicamente primitivo habitado por tribus de protopunks que se dedican a saquear la ciudad. (cualquier parecido con “La naranja mecánica”, no es mera coincidencia, recuérdese que “Space Odditty” esta basada en la película de Stanley Kubrick, “2001 odisea espacial”)
Bowie imaginó un mundo en el que rufianes de dientes salidos, adornados con pieles y diamantes robados se apoderaban de la ciudad. El protagonista Halloween Jack y su banda viven en las azoteas de rascacielos abandonados y se desplazan en la ciudad con patines. Esto es una hipótesis personal, pero pareciera que también hubiese leído la novela de Thomas M. Disch, “334”. Editada en 1972, cuyo contenido calza como anillo al dedo con algunos conceptos que Bowie maneja en esta obra.
El disco empieza con el tema “Future legend”, un relato hablado: “y en la muerte... mientras los últimos cadáveres yacían pudriéndose en las calles enfangadas. Los postigos levantados unos centímetros en el Edificio de la Templanza... En lo alto de la Colina de los Furtivos, y ojos rojos y mutantes contemplan la Ciudad del Hambre... Ya no había peces gordos... Pulgas del tamaño de ratas chupaban ratas del tamaño de gatos y diez mil humanoides se escinden en pequeñas tribus que codician el más alto de los rascacielos estériles... como jaurías que asaltan los escaparates de la Avenida Quiéreme...”
Otra fuente de inspiración en esta obra es la literatura de William Burroughs, quien es homenajeado a través de las estructuras literarias que Bowie utiliza para trabajar en este disco. Su música logra una dimensión distinta. La ostentosa balada jazzística “Sweet thing”. El rock stoniano de “Diamond dogs” y “Rebel, rebel” el riff inspirado en Isaac Hayes de “1984”, la influencia del soul de “Rock´n´Roll with me” y la experimentación de “Big brother”, un himno insistente y aterrador que se funde con “Chant of the ever Skeletal family” mostrando la conciencia que este tenía de su posible futuro musical. La música de todo el disco es exquisita y profusa, con piano, cuerdas, saxo, sintetizadores y guitarras combinándose con gran estilo. La producción corrió por su cuenta y por primera vez fue el guitarrista principal. Mención especial merece Mike Garson un excéntrico pianista que aporta mucho en este período. Este disco puso fin a la primera etapa de la carrera del artista, su período glam. El extraterrestre Ziggy Stardust, el híbrido vestido con trajes kabuki se metamorfoseaba poco a poco para convertirse en un muchacho sensible elegantemente trajeado y justo antes de la muerte del glam, tuvo la capacidad de ponerle la lápida al genero. Dando lugar a la llegada del Duque Blanco, su nuevo alter ego, una etapa musical volcada a investigar en el soul una de sus músicas mas queridas, pero ese es otra parte de la historia.

fahrenheit 451

Fahrenheit 451 de Ray Bradbury

La quema de libros. Una de las tantas maneras en las que pueden hacerse desaparecer culturas enteras, como bien expresado esta en el libro de Fernando Báez, “Historia universal de la destrucción de libros”. Es un tema que ejerce una tremenda fascinación sobre los textos de Ray Bradbury. Desde el título de esta novela eso puede notarse, puesto que es la temperatura a la que arde el papel. Junto con 1984 de George Orwell y Un mundo feliz de Aldous Huxley conforman la santísima trinidad de las novelas distópicas, o anti-utopias. Una de las tantas vertientes de la literatura de ciencia-ficción. Bradbury describe una civilización occidental esclavizada por los Media, las drogas y el inconformismo. Su visión es asombrosamente profética: pantallas interactivas de televisión del tamaño de una pared; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una corriente constante de música y noticias transmitidas por unos minúsculos auriculares insertados en las orejas. El suicidio y la delincuencia juvenil son cosa corriente. Todos los libros están prohibidos y la conversación es un arte realmente olvidado. Guy Montag trabaja como bombero, su trabajo es quemar libros, puesto que estos son causa de discordia y sufrimiento, los propietarios de estos on enviados a la cárcel por sediciosos o internados en hospicios por considerarlos locos. Cuando Montag se encuentra con una joven visionaria de que le enseña a apreciar la naturaleza y la belleza que la vida le ofrece a su alrededor, este se siente empujado a revelarse contra su trabajo y su sociedad.
Fue editada por primera vez en 3 partes en una revista. Después de ser rechazada por varias editoriales. Nadie quería arriesgarse con una novela que tratara de la censura, futura, presente o pasada. Eran tiempos de McCarthysmo, y faltaba todavía un poco para que llegaran a su fin. Un joven editor de Chicago la compró para publicarla en los números 2,3 y 4 de la revista que estaba por lanzar. El editor era Hugh Hefner, la revista era Playboy. En 1966 Francois Truffaut realiza una versión fílmica que logra reflejar con lucidez y buen gusto lo esencial de la obra.




Ficha técnica: Fahrenheit 451

Dirección: Francois Truffaut
Argumento: de la novela homónima de Ray Bradbury
Guión: Francois Truffaut y Jean-Louis Richard
Efectos especiales: Charles Staffel
Música: Bernard Herrmann
Dirección artística: Syd Cain e Yvonne Blake
País: Francia
Duración: 127 minutos
Año: 1966
Interpretes: Oskar Werner – Montag
Julie Christie – Linda /Clarisse
Cyril Cusack – Capitán
Anton Driffing – Fabián
Caroline Hunt - Helen

1984






1984 – George Orwell

Esta inquietante novela es sin lugar a dudas una de las más conocidas de nuestro tiempo, no sólo por lo que ella representa, sino también por la influencia que ha tenido en visiones artísticas de toda índole que se han visto marcadas directamente por ella, como sucede en el cine o en la música, sin contar con la cantidad de términos y frases que luego se utilizaron para definir diferentes males de nuestro tiempo volviéndose moneda corriente, sobre todo en el terreno de la política. “Policía del Pensamiento”, “Ministerio de la verdad” y “El Gran Hermano te vigila”, por citar solo un ejemplo. Esta última frase calza perfectamente con el dispositivo de espionaje llamado Escalón. Creado en 1948 y utilizado por los E.E.U.U. y algunos de sus aliados anglosajones, durante la guerra fría; y adaptado luego en función de la realidad del mundo, al servicio de guerras más sutiles e invisibles, pero no menos devastadoras, como la económica y tecnológica. Desde ese terreno hasta el del entretenimiento y una lamentable modalidad de programas televisivos mal llamados “reality shows”, que tiene más de “laboratorios de mercadotecnia shows”, que de cualquier otra cosa.
Volviendo al libro, en este se narran las tribulaciones de un simple empleado de segundo orden, Winston Smith, en un Estado totalitario en un futuro sombrío; 35 años en el futuro. ( El nombre de la novela se debe al año en que transcurre la acción, esta fue publicada por primera vez en 1949) Aunque muchos autores dicen que más que predicción, Orwell, estaba planteando una visión exagerada de los sucesos de la década del cuarenta. Una proyección hacia el futuro de un presente que incluía el estalinismo y de un pasado inmediato que había asistido al florecimiento del nazismo. Incluso la imagen que describe al Gran Hermano esta claramente basada en la figura de Stalin. Este hombre que no se cuestiona el sistema en que vive, que ve a diario como el departamento oficial donde trabaja se dedica a descubrir y borrar toda huella del pasado. Los libros se reescribían y los ejemplares originales eran destruidos en hornos ocultos.
Winston tiene como “amigo” a un miembro de la dirección del partido dominante que le explica que el poder es el valor absoluto y único: para conquistarlo no hay nada en el mundo que no deba ser sacrificado y, una vez alcanzado, nada queda de importante en la vida a no ser la voluntad de conservarlo a cualquier precio.
Winston sabe que el solo hecho de pensar distinto puede llevar a la muerte, aún así solo cumple con lo que debe hacer. Hasta que un día, sin darse cuenta, sus más simples pensamientos y necesidades se vuelven subversivas, es entonces cuando logra salir de ese sopor en el que esta inmerso y busca encontrarse a sí mismo en ese inquietante y despiadado mundo que ha llegado a apoderarse de la vida y la conciencia de sus súbditos, anulando los más íntimos sentimientos humanos.
Quizás un pequeño párrafo del libro sirva como muestra de la vigencia de algunos conceptos de este increíble ejercicio de análisis sobre el poder:
Como respuesta, los tres slogans sobre la blanca fachada del Ministerio de la Verdad, le recordaron que:

LA GUERRA ES LA PAZ
LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES LA FUERZA

Sacó de su bolsillo una moneda de veinticinco centavos. También en ella, en letras pequeñas, pero muy claras, aparecían las mismas frases y, en el reverso de la moneda, la cabeza del Gran Hermano. Los ojos de éste le perseguían a uno hasta desde las monedas. Sí, en las monedas, en los sellos de correo, en pancartas, en las envolturas de los paquetes de los cigarrillos, en las portadas de los libros, en todas partes. Siempre los ojos que os contemplaban y la voz que os envolvía. Despiertos o dormidos, trabajando o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la cama, no había escape. Nada era del individuo a no ser unos cuantos centímetros cúbicos dentro de su cráneo.”

Historia universal de la destrucción de los libros

Acorde a la presentación de este espacio me gustaría dar inicio a esta comunicación con un libro realmente particular:




“Historia universal de la destrucción de los libros” de Fernando Báez.
“Nuestra memoria ya no existe. La cuna de la civilización, de la escritura y de las leyes, ha sido quemada. Sólo quedan cenizas. Escuché este comentario a un profesor de historia medieval en Bagdad, a quién detuvieron pocos días después por pertenecer al partido Baas. Cuando lo dijo abandonaba la moderna estructura de la Universidad, donde habían saqueado, sin excepción, los libros de la biblioteca, y destruido aulas y laboratorios. Estaba solo, junto a la entrada, cubierto por una sombra sin pausas, y acaso pensaba en voz alta, o no pensaba, sino que su voz también era parte de ese largo, interminable y sucesivo rumor que es a veces Oriente Medio. Lloraba al mirarme. Creo que esperaba a alguien, pero quienquiera que fuese nunca llegó y en pocos minutos lo vi alejarse, sin rumbo, bordeando un enorme cráter abierto por un misil junto al edificio.” Con este pasaje subyugante da inicio un viaje increíble a través de las hendiduras de la memoria histórica. Por medio de un recuento lúcido y devastador a la vez, de los crímenes perpetrados contra los anales de la humanidad que descansa en los libros. Desde la antigüedad griega hasta el mundo islámico, desde la destrucción nazi de miles de libros judíos, hasta las actuales situaciones de censura o destrucción como pasto de las llamas en todas y cada una de las guerras vigentes. Este libro es para muchos, entre quienes me incluyo, una obra magistral, impresionante. Erudita y humana. La investigación es tan profunda y detallista que conviene leer de a un par de capítulos por vez. Cerrarlo hasta discernir y retener aquello que consideramos más significativo. Desmenuzar tanta información lleva tiempo y comprenderla en toda su magnitud un poco más. Pero al termino del libro puedo asegurar que uno toma conciencia del valor que realmente puede tener el mero acto de llevar un libro a nuestras manos, leerlo y atesorarlo. Y como, todas las variantes de la estupidez humana, nos han dejado un vacío irrecuperable que nos lleva a preocuparnos más a la hora de sentirnos parte de ese proceso de selección a veces aleatorio, muchas veces premeditado, que construye el ideario del futuro. Nombrar y enumerar solo algunos capítulos nos permite apreciar la magnitud de la obra, que merece ser piedra fundacional de cualquier biblioteca que se precie de tal: “los escritos prohibidos de Thot”, “Platón también quemó libros”, “Auge y final de la biblioteca de Alejandría” “Los orígenes radicales del cristianismo” “ La destrucción de la Biblia de Gutenberg” “El santo oficio y la censura de libros”, “ La destrucción de libros durante la Revolución Francesa”, “ El librigidio serbio”, “Purgas sexuales”, “ El caso de Harry Potter” “Cuando las editoriales destruyen libros”, “La aniquilación de libros electrónicos”. En el transcurso de la lectura no faltan frases extraídas de los más variopintos textos, desde material esotérico, filosófico, científico, poético y de la narrativa de todos los tiempos. Una oda al libro y sus valores, pero también a los valores del hombre. Un epígrafe al comienzo del mismo nos asegura: “Allí donde se queman libros, acaban quemando hombres.” Heinrich Heine. Almansor 1821.
Se mencionan como ejemplos artísticos, entre tantos otros, dos grandes novelas del siglo pasado. 1984 de George Orwell y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Iconos máximos de las novelas distópicas, que se han dedicado a pensar sobre los resultados de nuestros actos. Mostrándonos la capacidad que el hombre tiene para embrutecerse y convertir a toda la especie en un remedo de sí misma. Hoy más que nunca, que los destinos del mundo están en manos de una bestia iletrada y su cohorte de animales alimentados a fósil de dinosaurio. Es de suma importancia atrincherarnos en nuestros conocimientos y compartirlos, difundirlos, discutirlos, es parte de una guerrilla anónima y silenciosa. Que sería bueno creciera y se extendiera por el confín del mundo.
Alimentar en quienes nos rodean la curiosidad y la necesidad de comprensión. La posibilidad de ver, sentir y entender desde diferentes ángulos, nos humaniza, engrandece nuestro espíritu. Y nos permite dormir más conformes con nosotros mismos, y en el caso de que tengamos hijos, nos permite pensar que les podemos dejar las herramientas necesarias para que el mundo sea por lo menos un poco menos oscuro.

A manera de presentación

REDES COMUNICANTES

A manera de presentación

En esta primera aproximación a través de este espacio.
En este tiempo tan mezquino del devenir histórico, desbordado por un montón de ruido y furia que no dice nada. En donde todo esta dirigido a minimizar la capacidad de sentir y pensar del ser humano.
Mi intención es compartir con ustedes información cultural y no tanto. Comentar material que pueda pasar desapercibido, o que pueda ser devorado por el tiempo, develar secretos de pequeños objetos que pueden esconder tesoros invaluables.
La producción editorial es avasallante, llegan a los anaqueles y estantes de las librerías un número mensual de novedades, no menor a 60 títulos. Los medios de comunicación debido a campañas de marketing o apuestas de las editoriales; sumado al resto de los actores de esta cadena que existe antes que llegue el material a su destinatario, el lector, generan un embudo que hace que éste solo se entere de una ínfima parte de lo que se edita.
Muchos libros, la gran mayoría, pasan sin pena ni gloria por las librerías y se pierden en el olvido. Lo mismo sucede con el fascinante mundo del cómic. En el cine la cosa no esta mejor, las salas suelen estrechar las posibilidades del espectador a una cartelera de no más de 5 o 6 películas. La verdadera opción de ver cine actualmente esta en los livings de los hogares. Y en el terreno musical, la fabrica de chorizos en que se ha convertido esta industria nos ahoga y embrutece a diario con toneladas de basura clonada, y vuelta a clonar. Es sumamente difícil escuchar algo auténtico, creíble, en esa maraña informe que nos desborda constantemente, no nos deja pensar.
Los elementos de expresión de la condición humana son la base fundamental para el desarrollo del ser. Mi deseo es compartir con ustedes títulos, autores, temas, que quizás puedan interesarles o permitirles en muchos casos descubrir nuevos territorios donde puedan aventurarse en esa búsqueda eterna que llamamos vida. Tomar un tema y desarrollarlo desde diferentes aspectos y formas de expresión.
Un antiguo proverbio africano dice que siempre que un anciano muere es como si se quemara una biblioteca. Tiene mucho de cierto y también es una imagen muy poética. Las personas somos un cúmulo de experiencias vitales, sazonadas con información, sensaciones, sentimientos, y muchas otras cosas más, que se gestan a través del paso del tiempo y que debido a condiciones singulares que provienen de nuestra propia naturaleza, hacen de nosotros ejemplares únicos en este crisol que abarca la faz de nuestro planeta. Libros, música, cine y cómics, sus interrelaciones, material de ayer, hoy y siempre conectado y visto desde diferentes puntos de vista es lo que vamos a intentar compartir aquí.
Espero que mi propósito pueda desarrollarse y prospere. Para eso cuento con ustedes. Su opinión y consulta marcaran el derrotero de esta columna.