sábado, 13 de octubre de 2007

Las distopías en el cine. (un epílogo)

En la década del ’70 las películas sobre futuros nada alentadores se convirtieron casi en moneda corriente. La primera a la que haremos alusión es La naranja mecánica, film de Stanley Kubrick de 1971, sobre el libro de Anthony Burguess del año 1962.


La novela habla de delincuentes juveniles en la Gran Bretaña en un futuro cercano, adelantando el surgimiento del punk, pero debajo de esa historia se esconde una aproximación acerca del condicionamiento humano y del libre albedrío; la fragilidad del individuo y de los derechos de la persona cuando no se conforma a los deseos del Estado. La demoledora visión de Kubrick, de un futuro no tan lejano, sobre unos patoteros que alivian su aburrimiento entregándose a la violencia gratuita es escalofriantemente actual. Inicialmente Alex, el personaje central que en el libro es un joven de 15 años, iba a ser encarnado por el cantante Mick Jagger, pero Kubrick optó por Malcolm Mc Dowell. El mismo año un joven George Lucas debutaba con su obra THX1138. Ese es el nombre del personaje principal protagonizado por Robert Duvall. Un habitante de una sociedad dominada por las computadoras, en un mundo subterráneo, donde las relaciones físicas están prohibidas, la reproducción se realiza por medios artificiales y las drogas son un medio más para mantener el orden. THX1138 decide reducir su dosis de droga junto con su compañera LUH3417 y terminan manteniendo relaciones que darán como resultado un embarazo. Ella es destruida por su transgresión y se verá obligado a huir hacia la superficie. Un buen film, sombrío, frío y aséptico hasta el agobio.
En 1973 Richard Fleischer lleva al cine Soylent green (conocida como Cuando el destino nos alcance)basada en el libro de Harry Harryson, ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!, del año 1966. La novela esta ambientada en el año 1999, la película en 2022 y esa no es la única diferencia, en una Nueva York superpoblada donde la gente compite por agua, comida y espacio. Un detective interpretado por Charlton Heston (actor emblemático del cine de ficción de la época, siempre equipado con algún rifle o arma de fuego en películas como Omega man o The last man on Earth, basada en el libro Soy leyenda, o El planeta de los simios, y estrella culminante en el documental Bowline for Columbine por mantener su adoración a su equipamiento) investiga un asesinato que lo lleva a descubrir un trasfondo más macabro. La gente se alimenta de una comida genérica y artificial llamada Soylent que es de diferentes colores según su composición, la variante verde esta compuesta de carne humana.
Hay un capítulo de los Simpson donde a Bart se le prohibe ver la película de Tommy y Daly, la genial parodia de Tom y Jerry, debido a su mala conducta y los pocos frenos que recibe de su permisivo padre. En el final, Bart ya convertido en un hombre y recibido de juez de la suprema corte, entra al cine con su padre a ver la reposición de esa película y en la barra del cine venden Soylent verde, comida predilecta de Homero. No sería el único capítulo donde usarían ese chiste aludiendo al film. Otro dato anecdótico es que comentando esta nota con uno de mis hermanos. Me hizo escuchar un tema de Kato, la banda del ex - Peyote Asesino: L Mental, que se llama así: Soylent verde.
Ese mismo año el genial provocador, Woody Allen, presenta El dormilón. Burlándose de las distopías con un humor lleno de dinamismo a través de la historia un hombre que es criogenizado y despierta doscientos años más tarde para descubrir que su país es gobernado por la nariz de un dictador (guiños al mordaz humor de Gogol), única parte que sobrevivió a un atentado; y que él, junto a unos rebeldes que conoce, debe evitar que sea clonado destruyendo esa nariz.

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